"Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí." - Isaías 6:8

La Gran Comisión

Según cuenta Mateo 28:16-20 y antes de ascender al cielo, Jesús le ordenó a los discípulos ir por el mundo entero y compartir con otros las enseñanzas que recibieron de Jesús, y crear nuevos discípulos a través de esas enseñanzas. Este suceso ocurrió más de 2,000 años atrás. ¿Por qué los cristianos continúan compartiendo su fe o creencias religiosas con otras personas después de tanto tiempo? ¿Qué relevancia o importancia tiene el mensaje de Jesús para nuestro tiempo y para usted?

Como cristianos, nos preocupamos por la condicion espiritual del individuo, así como Jesucristo se preocupó por el destino eterno del ladrón crucificado a su lado en el Calvario. Tenemos algo algo esencial y significativo para compartir con nuestros familiares, vecinos, amigos y aquellos con quienes entramos en contacto.

Así que, cuando compartimos nuestra fe o creencia con usted, lo hacemos porque le amamos y porque nos preocupa su destino eterno.

Creemos que la humanidad tiene una condición espiritual (Romanos 3:23) que lo separa de Dios, su creador. Dios es santo, pero somos humanos y no estamos a la altura de su estándar perfecto. La condición, que se llama pecado, no es otra cosa que la voluntad propia contra la voluntad de Dios. Vivir de esta manera tiene un costo muy alto (Romanos 6:23). Solo Dios puede arreglar nuestra triste condición espiritual.

Afortunadamente, Dios tiene una solución para arreglar la pobre condición espiritual de la humanidad. La solución se llama el evangelio, también conocido como las buenas noticias de Jesucristo.

Por lo tanto, la razón para nosotros anunciar al mundo que Dios los ama y desea darles paz y vida abundante a través de su hijo Jesús, fluye del versículo bíblico Juan 3:16, "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénto, para que todo aquel que en él cree, no se pierda más tenga vida eterna." Por consiguiente, estamos llamados a alcanzar a los que no conocen a Dios y eseñarles lo que Cristo ha hecho por ellos. De hecho, una de las últimas palabras de Cristo en la tierra fueron: "Id y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28:19). Esta es nuestra Gran Comisión o encomienda.

Cuando los cristianos comparten las buenas nuevas de Jesús en sus comunidades con sus familiares, vecinos, amigos y personas necesitadas, esto es lo que llamamos evangelismo.

Pero no siempre nos quedamos evangelizando. En ocasiones, nos envolvemos en otra actividad que se llama misiones. Nos damos cuenta que hay otras culturas y grupos lingüísticos que no tienen a nadie que les comparte las buenas nuevas de Jesús, y Dios elige a uno de sus hijos quien debe hacer un esfuerzo especial para aprender idiomas, aprender culturas, hacer todo el pensamiento antropológico y metodológico que sea necesario para ser efectivos al cruzar culturas para levantar una "iglesia" (grupo de nuevos cristianos) que luego harán el evangelismo en su propia comunidad y/o país.